La mano que sirve el desayuno: cómo son los vínculos entre empresas y gobiernos para llevar comida a las escuelas

Miles de niños y niñas de todo el país reciben desayunos en las escuelas a las que asisten. En algunas provincias, los gobiernos tercerizan esta acción en empresas privadas que se encargan de la producción de los alimentos y su posterior distribución. ¿Quiénes son? ¿Estamos frente a un plan de alimentación a largo plazo? ¿O ante un nuevo modelo de negocios fáciles?

Por Nicolás Adet Larcher*

“Nos depositan cinco mil pesos para cuarenta chicos que, más o menos, te da un promedio de 122 pesos por chico al mes. Dividido en veinte días te da $6,50 por día” dice María, una maestra de un jardín de infantes del interior de la provincia de Santiago del Estero. Ella trabaja en uno de los establecimientos donde cada día se sirven miles de desayunos a niños y niñas. Pero en un país con un 100% de inflación anual, los meses se hacen muy largos. María cuenta que para cubrir la cuota de alimentación diaria sirven postrecitos, arroz con leche, o budines de las cajas que les envían de parte de una empresa privada. Desde hace años, las cajas de esa empresa funcionan como complemento del financiamiento estatal.

Mate cocido con galletitas dulces, leche saborizada, postres de vainilla en polvo, cereales sabor fruta, chocolate, más galletitas y budines. El Estado se encarga del desayuno de miles de niños y niñas en escuelas de todo el territorio provincial, pero no lo hace de manera exclusiva. Las cajas de comida que llegan hasta los establecimientos educativos tienen en el frente el nombre de una empresa privada llamada Teknofood, que expandió sus negocios en el país en los últimos años y que – además – tiene por detrás una compleja red de vínculos institucionales y políticos.

La discusión respecto de si las empresas privadas deben hacerse cargo de la provisión de alimentos en las escuelas siempre está en tensión y dominó la agenda pública a principios de 2022, cuando la legisladora porteña, Ofelia Fernández, presentó un proyecto de ley para poner el foco de atención en el vínculo entre grandes empresas y el gobierno de CABA. ¿Empresas privadas o Estado? ¿Pueden coexistir estos dos mundos?

Por un lado, la logística provista por las empresas para la producción de miles de cajas de alimentos facilita al Estado la posibilidad de llegar a todos los territorios. Además, los productos pueden ser conservados a largo plazo y se fabrican con el asesoramiento de personal capacitado. Por otro lado, especialistas y docentes ponen el foco en la calidad de los alimentos que circulan en las escuelas, los acuerdos vidriosos y los montos destinados por estudiante.

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El Consejo General de Educación de Santiago del Estero fue intervenido por el gobierno provincial en agosto del 2016. La intervención se hizo luego de que el gobierno considerara que el organismo estaba acéfalo, tras la renuncia de la presidenta y tres vocales. Para algunos grupos docentes se trató de una maniobra destinada a evitar el triunfo electoral de un sector opositor al oficialismo. Como sea, el 15 de marzo de 2022 el Consejo publicó la resolución 276/2022 que estableció que la acreditación de fondos del Programa Comedores Escolares se debe realizar por medio de la Tarjeta Alimentaria. La resolución dice que “ningún otro medio de compra será válido” y a continuación se refiere a los fondos destinados a las escuelas para el acceso a alimentos: en la media jornada se ofrecerá “una colación diaria por alumno” a modo de “desayuno saludable” y en los establecimientos de jornada completa, “alimentos para el almuerzo diario de los alumnos y alumnas”. Santiago del Estero es una de las provincias que mayor asistencia recibe por parte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para la implementación de esas tarjetas.

Días después de la publicación de la resolución por parte del Consejo, el gremio de Cisadems y el movimiento de Barrios de Pie (opositores al gobierno provincial) salieron al cruce. Darío Toledo, Secretario General de Cisadems, dijo que la nueva disposición sostiene que el monto destinado a los comedores será de 6 pesos por alumno. Con respecto a la colación diaria de los establecimientos de jornada simple, Toledo se preguntó:

_¿Por qué un comedor escolar da una colación cuando debería dar comida en un plato caliente, como históricamente lo han hecho las escuelas primarias, en un espacio con mesa, plato y cubiertos?

Para el dirigente gremial se trata de una “política de ajuste de fondos” por parte “del Consejo de Educación y el gobierno provincial”. Durante el 2021, Cisadems ya había denunciado al Consejo por el mismo tema: la distribución del monto de 6 pesos diarios en las escuelas.

Cristian Chazarreta, coordinador local de Barrios de Pie y diputado provincial por Libres del Sur, denunció desde su banca que las partidas presupuestarias destinadas a los merenderos por fuera de establecimientos educativos están congeladas desde octubre de 2019. En los seis merenderos que administra Barrios de Pie en Capital y Banda comen más de 500 niños y niñas con sus familias. Chazarreta presentó un proyecto de comunicación en una sesión de la Legislatura provincial para solicitar información sobre los fondos destinados a esos merenderos. Según el diputado, el monto destinado por niño/a es de $9,10 y no alcanza:

_Nadie puede cubrir las necesidades con nueve pesos. El último informe de salud nutricional que hicimos en los barrios arrojó el dato de que el 42% de los niños y niñas de 2 a 18 años tienen problemas de malnutrición.

Foto: Nicolás Adet Larcher y Jazmín del Aire.

En un discurso de 2015, la senadora Claudia Ledesma de Zamora – entonces gobernadora de la provincia – afirmó que “la provisión y distribución (de los alimentos) se hace de manera tercerizada” en las escuelas y que eso se realiza con fondos provinciales. En enero de 2018 – ya durante mandato de Gerardo Zamora – el decreto Nº 131 aclaró que la ración destinada a los comedores provinciales escolares tenía un valor de $13,73 por estudiante, apenas unos pesos más que lo denunciado por la oposición. En su reciente informe de gestión en el Día de la Autonomía Provincial de 2022, el gobernador actualizó el monto y explicó que se maneja un presupuesto para alimentos en comedores de más de 1.277 millones de pesos, “que resultan en un costo por ración de $52,45 para los alumnos de jornada simple y $74,03 para los de jornada completa y extendida”, entre el valor del producto que entrega la empresa y el fondo de refuerzo que destina el gobierno a los establecimientos.

Copa de leche

Según los datos del último informe delIndec, la pobreza infantil en Argentina llegó al 51,4% y en el segundo semestre de 2021 afectó a 5,5 millones de menores de 14 años. La comida falta en las casas y los merenderos, junto a los comedores de los establecimientos educativos, se convirtieron en uno de los pocos espacios donde los niños y niñas pueden recibir un plato de comida todos los días.

Los comedores escolares tienen apoyo gubernamental en Argentina desde 1920, pero en 1906 ya se otorgaba la llamada “copa de leche” en establecimientos educativos de la provincia de Santa Fe. El primer antecedente viene de unos años antes desde Europa, donde a principios del Siglo XX aparecieron las llamadas “Escuelas de niños débiles” dedicadas a combatir la desnutrición y fortalecer la salud de niños enfermos.

En 1938, por iniciativa del senador Alfredo Palacios, se creó en Argentina la Comisión Nacional de Ayuda al Escolar para proveer medicamentos, ropa y alimentos en las escuelas. Por el efecto posterior de esa ley comenzaron a aparecer comedores escolares en todo el territorio nacional con programas de ayuda alimentaria como la “miga de pan” y la “copa de leche”. Provincias como Córdoba, Salta, San Juan, Entre Ríos, Tucumán y Santiago del Estero se plegaron a esa línea y desarrollaron distintas modalidades de trabajo. En los últimos treinta años, el concepto de universalidad de la cobertura por medio de programas de comedores escolares quedó al margen y pasó a tener una mayor importancia el destino de esos fondos a las escuelas con “desventajas sociales”, como explica la investigadora María Victoria Sordini en su trabajo sobre programas alimentarios en Argentina.

Desde 2007 el gobierno de Santiago del Estero lleva adelante el Programa Desayuno Fortificado de Comedores Escolares, que sigue lineamientos del Programa Alimentario Escolar (PAE) a partir de la Ley Nacional de Seguridad Alimentaria (sancionada en 2003), con la garantía de “una alimentación de 330 calorías” para cubrir la alimentación de niños y niñas de hasta 14 años de edad. El PAE se aplica en países de Latinoamérica como Brasil, Perú o Colombia y tiene un amplio reconocimiento por parte de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).

Entre 1997 y el 2012, Santiago del Estero tuvo un aumento de 10 puntos porcentuales en la amplitud de su cobertura en comedores escolares de todo su territorio, según datos del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).

Si hablamos de establecimientos que otorgan alimentos por fuera de una instancia educativa, según datos del Programa Argentina contra el Hambre y el Registro Nacional de Comedores y Merenderos Comunitarios de Organizaciones de la Sociedad Civil (ReNaCom), Santiago del Estero cuenta 417 organizaciones inscriptas como comedores y 167 como merenderos.

Hasta aquí distintas voces para un mismo problema, pero vale mencionar que cuando se habla de montos y comida en las escuelas siempre se incluye a los gobiernos y nunca a las empresas. ¿Cuánto sabemos de ellas?

Empresas

En su discurso de 2015, Claudia Zamora había destacado que los refrigerios distribuidos se fabricaban entonces en el Parque Industrial, en una empresa inaugurada en el año 2009 a través de la llamada Ley de Promoción Industrial. La firma en cuestión se llama Nutrisantiago. En su web oficial se presentan como “una empresa de capitales argentinos dedicada a la fabricación de galletitas, abocada a la innovación, con productos elaborados bajo un estricto plan nutricional diseñado  por la empresa Teknofood”. Actualmente Nutrisantiago elabora alrededor de 750 kilos de galletas por hora y tiene una capacidad de producción anual de 2.800 toneladas que también se distribuyen a otras provincias como San Juan y La Rioja. Hubo un intento de comunicación con la empresa, pero no hubo respuesta.

Nutrisantiago fue una de las primeras empresas en instalarse en el Parque Industrial. Durante diez años capacitaron equipos con personas de Rosario que llegaron a la provincia, con el objetivo de emplear mano de obra local. Allí tuvo un rol importante la Universidad Nacional de Santiago del Estero (Unse), que aportó recursos humanos para colaborar con el proyecto.

Los capitales nacionales detrás de Nutrisantiago son dos: Pampa Global Trade S.A., que es una sociedad de inversión que comercializa panificados a países como Canadá, Estados Unidos y Angola; y Teknofood, que se especializa en el “diseño, la planificación y la ejecución de programas de alimentación comunitaria, tanto para el sector público como para el privado”. Según la empresa, distribuyen cerca de 650 mil desayunos y almuerzos diarios para niños y niñas de todo el país.

Basta con recorrer los titulares de algunos medios locales para observar la manera en la destacan la presencia de la empresa en las escuelas santiagueñas: “En Villa Robles recibieron alimentos de Teknofood”, “En las instalaciones de la Municipalidad de Beltrán se realizó la correspondiente entrega de los alimentos entregados (sic) por Teknofood”, “La Escuela Zorrilla entregará alimentos de Teknofood”.

La entrega de los bolsones también es una manera en la que los intendentes de los territorios promueven su gestión a favor de la educación y la alimentación saludable de manera pública. No es extraño que dentro de las mismas notas periodísticas también se agradezca a la gestión municipal por acercar los alimentos hasta los establecimientos educativos.

Teknofood tiene convenios propios con algunas intendencias del interior de la provincia y desarrolló una marca específicamente dedicada a la distribución de productos escolares llamada “Abanderado”. Durante la pandemia, Teknofood siguió adelante con la entrega de cajas de alimentos. La empresa enviaba los productos a las escuelas y las familias iban a retirarlos. En las cajas predominaron productos a base de harina y azúcar, como galletitas de chocolate, anillos sabor a fruta, leche saborizada, budín “con jugo de naranja”, saborizantes de vainilla y cereales de chocolate.

Teknofood y Nutrisantiago forman parte del Grupo Phrónesis, que tiene como cara visible a José Chediack, un empresario al que le gusta jugar al polo, practicar squash, criar caballos y que se presenta públicamente como el futuro “rey del aceite de oliva” del país. En la página oficial de Phrónesis aparecen las dos empresas ya mencionadas, y además se suman Solfruit y Nutricorrientes. Complementarias para terminar de armar la red de negocios a nivel nacional.

Futuro

Ya lo mencionamos, Teknofood tiene buena aceptación de parte de gobiernos provinciales, municipales y grupos de nutricionistas. El Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), que suele ser consultado frecuentemente por empresas de alimentos, también es otro de los espacios que legitima el trabajo de Teknofood en las escuelas. El Programa Argentina contra el Hambre, impulsado por el gobierno de Alberto Fernández – que ya alcanzó a más de 11 millones de personas – también se apoya en los vínculos con empresas como Teknofood. En una reunión entre Chediack y Victoria Tolosa Paz (en su carácter de titular del Consejo Federal de Argentina contra el Hambre), el CEO de Phrónesis presentó sus servicios de alimentación y capacitación impulsados en las distintas provincias. Así se destacó el programa “Mis primeros 1000 días en San Juan” que se asemeja al programa “Mis primeros 1700 días” que se implementa en Santiago del Estero y también distribuye productos de la empresa. En este caso, el objetivo es garantizar la alimentación de niños y niñas en parajes de todo el territorio provincial.

Aún con todos los antecedentes de la empresa, cada provincia tiene sus particularidades. En Corrientes, diputados del Frente Para la Victoria presentaron proyectos para conocer detalles sobre el acuerdo firmado entre la empresa Teknofood y el gobierno. En esa misma provincia, periodistas denunciaron falta de transparencia en las partidas presupuestarias que el gobierno destina a la empresa y que publica de manera arbitraria en el boletín oficial. “Hoy es tan poca la información pública sobre el tema que ya no se sabe bien a quién le otorgan las concesiones”, reconoce un periodista correntino para esta nota.

El plan alimentario presentado en conjunto por Teknofood y el Ministerio de Educación y Cultura de Corrientes determinó que el desayuno provisto por la empresa era correcto y nutritivo. Y la prórroga para mantener el convenio siguió sin mayores sobresaltos.

Foto: Nicolás Adet Larcher y Jazmín del Aire.

Soledad Barruti, periodista especializada en la industria de los alimentos exploró el caso y en una entrevista realizada en 2016, dijo: “Se sigue dando la soja en los comedores a través de contratos del Estado con Teknofood, una empresa creada para darles de comer a los pobres en los comedores en las provincias del Norte”. En su libro Mala Leche. El supermercado como emboscada, Barruti explicó que la empresa también ofrece “guisos instantáneos a base de soja, enlatados, papillas y lácteos para los seis meses, todos ultraprocesados”. La periodista relató en su libro que conoció a Teknofood cuando María Laura Blanca, una maestra de Corrientes, le envió fotos de los productos: “Los chicos no lo comen. Se lo damos a los animales que luego nos comemos”, le dijo. Lo que planteamos anteriormente: las tensiones entre los modelos de producción, distribución y consumo de los alimentos no está resuelta.

La empresa no solo produce y distribuye, también capacita. Prepara cartillas, convoca a charlas, realiza presentaciones con diapositivas e indicaciones claras sobre cómo deben servirse sus alimentos para ser aprovechados. En 2005, la empresa realizó una prueba piloto con el acompañamiento del gobierno de Santiago, en donde obtuvo una aprobación del 99% en seis comedores, escuelas y parroquias de las ciudades Capital y La Banda. Un estudio nutricional sobre el plan alimentario de Teknofood, realizado por la Fundación Barceló en 2016, destacó el nivel de aceptación en las escuelas, al mismo tiempo que calificó el menú y las preparaciones de los desayunos como “monótonos”.

Diez años después de la prueba piloto, Claudia Zamora anunció 28 millones de raciones fortificadas de Teknofood para la escuelas de la provincia y, en su reciente informe de gestión ante la Cámara de Diputados, Gerardo Zamora destacó la asistencia a comedores y merenderos comunitarios con una inversión anual de 31 millones de pesos. Meses atrás también indicó que existen alrededor de 196 mil estudiantes que asisten a comedores escolares para recibir los desayunos de Teknofood. 

Hasta ahora podemos decir muchas cosas de Teknofood: que tiene vínculos con gobiernos de provincias, que en Corrientes firmó jugosos contratos donde se sabe poco y nada, que en Santiago llega a las escuelas de la mano de fondos del gobierno provincial, que se cuestiona su monotonía alimentaria, que destacan su aporte a la alimentación, que tiene una amplia trayectoria en establecer planes alimenticios, que en su speech está muy presente la lucha contra el hambre.

La forma que representa este modelo de trabajo de Teknofood es la de un triángulo, porque estamos hablando de la comunión de Estado, empresas y sector científico. Se le llama Triángulo de Sábato y es un modelo de Jorge Sábato (físico y tecnólogo argentino, sobrino del escritor) que establece una relación sólida entre: el Estado, como diseñador y ejecutor de políticas; el sector de ciencia, como generador de oferta tecnológica; un sector productivo, integrado por las empresas que demandan estos elementos. ¿Estamos frente a un proyecto de alimentación o a un nuevo modelo de negocios? Lo cierto es que lo propuesto por Teknofood como una colaboración conjunta, ambiciosa, contradictoria y compleja, cobró espesor a la manera de una alternativa para sortear los obstáculos de un mundo cada vez más incierto, dislocado y virulento.

Durante el 2022, la Universidad Nacional de Rosario (UNR) compiló un libro llamado Bioeconomía: una salida de la crisis de sustentabilidad, donde colaboraron organismos como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y otras universidades como la Universidad Nacional de Mar del Plata, la Universidad Nacional del Nordeste y la Universidad Nacional del Litoral.

Uno de los capítulos recupera una ponencia de Graciela Alabarce, empresaria de alimentos, titular de La Cumbre S.A., con una producción de panadería que se exporta por gran parte de América Latina y África. Graciela inauguró su PyME familiar junto a su esposo hace cuarenta años, dedicada a la industria de las harinas, y hace veinte años decidieron “cambiar la matriz” de los productos que elaboraban. Ahí se les ocurrió desarrollar una galleta “fortificada con vitaminas y minerales para cubrir las necesidades de niños en edad escolar”. Según Graciela, una porción de sus galletas aporta entre el 40% y 50% de los requerimientos diarios de “siete vitaminas y dos minerales, hierro y zinc”. Para Graciela, la gente nunca estuvo tan interesada en saber lo que traen los alimentos como ahora, y dijo que las tablas de alimentos de los productos se leen como nunca antes. Cuando la Ley de Etiquetado Frontal se puso en agenda, Graciela fue una de las voces que se alzó en contra de la normativa, antes de su aprobación definitiva. En declaraciones a los medios dijo que “la información está” y que “lo que falta es educación para que la gente pueda entender lo que dice el envase”. 

Virginia y Omar, hija e hijo de Graciela, se hicieron cargo de Pampa Global Trade – empresa que mencionamos antes, y que deriva de La Cumbre – y en 2005 se unieron a Teknofood para venderles su galletitas fortificadas. Teknofood aportó el conocimiento integral y de relevamiento de campo y ellos el producto. A partir de ahí se avanzó en la expansión del negocio y las instalaciones en distintos puntos del país.

Dice Graciela, dicen las grandes empresas, dicen los gobiernos, las instituciones, que la bioeconomía propone un nuevo modelo que permite suturar grietas históricas, como sector industrial vs sector agropecuario, o ambientalismo vs productivismo. También entienden que sin el Estado no se puede, y con él solo no alcanza.

* Es periodista y diplomado en periodismo narrativo. En estos años publicó en medios como Página/12, Miradas al Sur y Nuevo Diario; colaboró como ayudante de investigación en la serie documental “Santiagueños” para Canal Encuentro y como productor en el programa “Foro 4200” de Radio Nacional. Publicó el libro “Periodismo Prensado” (2019) que recopila crónicas, perfiles y entrevistas publicadas en la revista Subida de Línea, y el libro “Quimsa, 30 años de pasión por el deporte” sobre la historia del básquet santiagueño. Actualmente escribe en Agencia Paco Urondo, edita y escribe en la revista Subida de Línea y conduce el programa periodístico Agenda Propia, y un programa sobre cine y libros llamado La Noche Boca Arriba en Radio Universidad 92.9.