Los periodistas santiagueños que estuvieron en Listas Negras durante la dictadura
Ocho años después de hacerse público el documento difundido por el Ministerio de Defensa de la Nación, tres personalidades de la provincia, compartieron sus memorias de la década del 70 y como impactaron las listas negras en el periodismo y la cultura.
Por Omar Estanciero y Lourdes Risso Patrón, estudiantes de la Licenciatura en Periodismo
En el marco del cierre de la cátedra de Métodos de Investigación social II, a cargo del Dr. José Mussi, lxs estudiantes de la carrera de Licenciatura en Periodismo perteneciente a la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la UNSE, realizaron una entrevista virtual a tres personas que figuraron en las llamadas Listas Negras, creadas por la última dictadura cívico-militar.
Se trata de un documento que incluyó en sus páginas a intelectuales y figuras de la cultura argentina consideradas peligrosas por el régimen. Hoy se encuentra digitalizado, a partir de un trabajo encarado por el Ministerio de Defensa de la Nación durante la gestión de Agustín Rossi en el año 2013.
En esa larga lista dada a conocer públicamente por la Nación se mencionan actores, actrices, directores de teatro y de cine, escenógrafos, titiriteros, artistas plásticxs, docentes, músicos, bailarinxs, abogadxs, publicistas, dibujantes, gremialistas, estudiantes, periodistas y escritorxs. Cada una de las personas que allí se nombran estaban clasificadas en categorías según su peligrosidad.
Tomando este documento como elemento de análisis, para aplicar lo aprendido a lo largo del cursado, lxs alumnxs reconocieron a los cuatro santiagueños que estuvieron censurados y fueron perseguidos antes y durante el régimen militar. Ellos fueron: Bernardo Canal Feijóo (abogado y escritor), Juan Serafín Saavedra (bailarín), Oscar Ricardo Bader (periodista) y Samuel Yussem (periodista). A partir de estos datos, lxs estudiantes decidieron reconstruir una parte de lo que se vivió aquellos años de plomo, recurriendo a los testimonios de sus protagonistas.
Por iniciativa colectiva, se logró contactar a dos de las personas que formaron parte de esa lista negra: Juan Saavedra y Oscar Ricardo “Koly” Bader. Como tercer invitado, estuvo presente Luis Garay, director del Instituto Espacio de la Memoria de Santiago del Estero. La finalidad de la actividad fue escuchar desde sus propias voces, las experiencias de esa época, y poder conocer qué edades tenían, sus puntos de vistas, sus divergencias, sensaciones y vivencias.
Los alumnos que participaron de esta entrevista vía Zoom fueron Verónica Sesin, Lucio Medina Encalada, Cecilia Tarantino, Lourdes Risso Patrón, Omar Estanciero, Marianella Montero, Fátima Morales, Silvina Gómez y Luciana Sposetti.
Los servicios de inteligencia en Santiago
Quien dio el contexto histórico de lo ocurrió antes del golpe de estado fue Luis Garay, señalando que además de la lista difundida, también están registradas las del archivo del Departamento de Informaciones Policiales de la Policía de Santiago del Estero (D2), a partir del hallazgo de muchos legajos que confirmaron las actividades ilegales de inteligencia desplegadas por el organismo desde el primer gobierno de Carlos Juárez en la década del 50, hasta llegada la última intervención federal en Santiago en 2004.
“El espacio de la ex D2 está hoy judicializado, como elemento de prueba para las causas judiciales por delitos de lesa humanidad. Yo estimo que la lista es mucho más larga que la que difundió la Nación, porque el archivo cuenta con cerca de 42 mil carpetas, ya que gran parte de la sociedad santiagueña era observada”, resaltó Garay, no sin antes recordar que deterioro de la documentación hallada en el D2 fue importante, desde su hallazgo en 2004 hasta su traslado, perdiéndose una gran cantidad de material.
Indagando puntualmente sobre los cuatro santiagueños que figuran en la Lista Negra, el titular del Espacio de la Memoria brindó detalles acerca del accionar político y social que tuvieron Bader, Saavedra, Canal Feijóo y Yussem. “Bader era periodista del diario de Buenos Aires ‘El Mundo’, un medio del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) que empezó a publicarse en el año 1973 con la apertura democrática y tuvo una amplia difusión. También “Koly” –apodo con el que se lo conoce– era un dirigente estudiantil de la agrupación ALE (Agrupación de Lucha Estudiantil) que nucleaba a alumnos de algunas carreras y de los profesorados, fundamentalmente”, el primer centro de estudiantes de la UCSE.
El caso de Koly Bader
Hacia comienzos de la década del 70, un joven soñador, Oscar “Koly” Bader, desarrollaba su vida estudiantil en combinación con la militancia política. “Yo era estudiante de la UCSE en el año 1971 – relata – y lo paradójico de todo es que era un enemigo de la universidad porque el establishment santiagueño me consideraba un enemigo. ¿Por qué?, yo solo luchaba por el derecho a tener una universidad nacional y la UCSE no era la respuesta a nuestras necesidades”.
Bader, agrega que en ese entonces, muchxs estudiantes tenían que irse a estudiar a Tucumán u otro lugar. “Yo soy periodista desde los 19 años, comencé en CAST TV, en Canal 7 de Santiago del Estero, que estaba en manos de la familia Castiglione y terminé mi carrera televisiva prontamente porque además era dirigente estudiantil de la agrupación ALE (Agrupación de Lucha Estudiantil)”. Por aquellos años, “Koly” trabajaba en LV11 y luego como corresponsal del diario El Mundo, cerrado por Juan Domingo Perón en su último gobierno, según contó.
“En esa época se acostumbraba a decir yo no sé porque estoy ahí –manifiesta en alusión al figurar en las listas negras-. Llegué a tener más de 10 allanamientos en mi casa de calle Roca casi Mitre de la capital santiagueña. Ahí estaba la corresponsalía del diario El Mundo, y cuando cerró tuve que poner un kiosco. No tenía otra alternativa. Hasta al canillita del diario lo detuvieron. Yo ya era conocido, la provincia era mucho más chica de lo que es hoy. Yo era zurdo y mis padres eran peronistas”.
Después de duros episodios de allanamientos y de ejercitar el periodismo en ese contexto, Oscar Ricardo Bader sufrió el exilio y estuvo detenido en Paraguay junto a su familia en el 78: “Ése fue mi primer exilio. Fuimos detenidos a causa del Operativo Cóndor. Nos secuestraron en Asunción y permanecimos desaparecidos por varios meses”.
Durante aquellos años previos y durante el Golpe –recuerda Luis Garay– se amenazaron a varios periodistas de la provincia, a través de atentados con explosivos, como una manera de amedrentar a quienes pensaban distinto, “lo que para el poder representaba la subversión”.
Encarcelados y gracias a las gestiones realizadas por la Embajada Alemana, siendo ciudadano de ese país, Bader y su familia se exiliaron en Alemania. El periodista rememora que arrastra una historia familiar, muy dura, signada por muchas persecuciones desde la Segunda Guerra Mundial en adelante. Un poco antes del retorno de la democracia de la mano de Alfonsín, en el 82, regresó al país ilusionado con comenzar una nueva vida.
El bailarín que nunca renunció a sus ideales
El caso de Juan Saavedra, fue otro aspecto interesante en esta investigación, ya que muy poco se sabe acerca de su militancia política, y menos que perteneció al Partido Comunista. La información que se logró recoger para este trabajo, es que el bailarín santiagueño residía en Francia cuando estalló el régimen militar en Argentina. “Juan estaba señalado como posible blanco y punto de observación”, explica Luis Garay.
De gira por Europa por cuestiones de trabajo artístico y dada la circunstancia que se vivía en nuestro país, Juan no volvió, sino recién unos años antes de recuperarse la democracia.
“En París –cuenta Juan Saavedra– muchos compañeros estuvimos impedidos de volver al país, por los rumores que circulaba alrededor nuestro de mucha gente infiltrada que se disfrazaron de amigos, y empezaron a observar y a seguir nuestros movimientos, ya que trabajaban con una parte de la policía francesa que también estaban en los servicios”.
Hacia comienzos de las década del setenta Juan formó parte de las filas del Comité Latinoamericano (CLA), y luego del Partido Comunista francés. “Milité en 18 barrios de Francia, también en el CLA, donde teníamos infiltrados y ahí me dijeron que ni se me ocurriera volver a la Argentina. Yo aparecía con la letra E (Eliminación)”, aludiendo a aquella lista negra de la que formaba parte.
“Otro muchacho bailarín, que trabajaba en la policía, me mandó a decir que ni se me ocurriera volver porque tenía información directa, pero que iba a ayudarme”, resaltó.
Sus inicios en la militancia
“Mi actividad sociocultural y política comenzó cuando tenía 11 años, integrando el club juvenil Unión y Progreso visitando los ranchitos del entonces barrio Nuno, ligado a Villa Evita, que luego se llamó Barrio Mosconi – recuerda Juan Saavedra – mi madre era militante peronista y ella estaba convencida de su militancia, amaba mucho a Evita. Era presidenta de la Sociedad de Mujeres Peronistas del club Nicolás Avellaneda”.
Continúa relatando que a sus 13 años formó parte del Movimiento Juventud Obrera Católica (JOC), “a través de un gran militante revolucionario como lo fue Mario Rolando. Allí conocí a militantes comunistas, y tuve contacto con el diario Nuestra Palabra. En la JOC conocí a militantes campesinos y eso me llevó Buenos Aires, a reunirme en el Comité de la JOC. Yo iba a ser sacerdote, porque creía que a través de Cristo Obrero -que era un sector de izquierda de la iglesia-, se podían cambiar muchas cosas. Por esos años, todavía no actuaba (dentro del arte), y en una manifestación de huelga de ferroviarios, durante la presidencia de Frondizi, fui llevado como prisionero a un barco que se llamaba Estela Maris, a 17 kilómetros de la costa de Buenos Aires”.
Y prosiguió: “después de permanecer presos en ese barco, nos trasladaron a la cárcel de Las Heras. Allí con otros presos armamos un movimiento multipartidario, y cuando nos dieron la libertad, no supimos dónde estábamos. Permanecimos mucho tiempo como desaparecidos. Al poco tiempo vuelvo a Santiago del Estero, y me reinserté a la militancia política. Dejé la JOC por la perversión de la iglesia, pero con mucho respeto y reconocimiento a los sacerdotes tercermundistas, por la entrega que hicieron. A los 20 años vuelvo a Buenos Aires para formar parte del Partido Comunista. Recuerdo que un agente de información, consideraba que mi actividad con el baile era un escudo, y que mi verdadera misión era información de correo para el comunismo, eso me decían cuando me detuvieron después de actuar. Desde allí que siempre fue perseguido. Me levantaron de muchas peñas junto a mis amigos.”
Juan Saaveda, recuerda que en su estadía en París desplegó su militancia política y eso le trajo como consecuencia el encarcelamiento. “En Italia estuve preso, también Israel, en la Franja Gaza, gracias a la intervención del actor Gian María Volonté y al sindicato Rojo Italiano, conseguí la liberación junto a otros compañeros. En España estuve detenido, y por la solidaridad de movimientos de izquierdas, nos liberaron. Para “ellos”, yo era un “agente internacional”, y nosotros éramos lo que éramos. No necesitaba ocultar mis ideales. En el 84 volví al país. Todos los años empecé a volver más seguido hasta quedarme definitivamente en Santiago del Estero en el 1988 para formar Los Santiagueños con Jacinto Piedra y Peteco Carabajal”.
Bernardo Canal Feijóo
Canal Feijóo aparece entre los censurados, curiosamente, después de su muerte. Su fallecimiento se produjo en octubre de 1982, mientras que en la lista fue incluido en el primer trimestre de 1983. Para conocer más acerca de este hecho, se consultó a la Dra. Ana Teresa Martínez, quien publicó una investigación acerca de la vida del escritor santiagueño y sus obras sobresalientes.
La investigadora explicó que sus trabajos no fueron más allá de los años 60, por eso desconocen detalles posteriores sobre la historia de Feijóo. No obstante, ella considera que podría haber sido incluido en las listas por adherir a una carta pública que “encabezó Ernesto Sábato, en la que pedía que se clarificaran desapariciones de personas”.
Si bien Ana Teresa Martínez no recordaba con exactitud en qué año sucedió esto, sí que fue uno de los que firmó. Efectivamente ese documento existe y es una solicitada publicada en el diario Clarín el miércoles 13 de agosto de 1980. La publicación lleva las firmas de varias personalidades argentinas como Jorge Luis Borges, Raúl Alfonsín, Jorge Asis, entre otros.
El caso de Bernardo Canal Feijóo fue distinto, ya que antes de producirse el Golpe de Estado, era un intelectual reconocido en la década del 30 y 40, sobre todo por su participación en la institución cultural “La Brasa” de Santiago del Estero.
Acerca de su ideología política y el indicio de por qué pudo integrar la lista negra de la última dictadura, Luis Garay relató que “era un escritor de origen liberal, antiperonista, pero tuvo participación durante el Gobierno Perón con el instituto P.I.N.O.A. (Planificación Integral del Noroeste Argentino), un proyecto de desarrollo para la región. A mi entender, Feijóo no era de derecha lista y llanamente, sino que tenía una mirada progresista sobre Santiago del Estero y figuró en la lista como elemento de observación”.
Otro dato importante aportado por el director del Instituto del Espacio de la Memoria, es que la gran mayoría de intelectuales, periodistas y demás personalidades santiagueñas aparecieron “como elementos de observación o posibles blancos, es decir, blancos para la detención, secuestros, ya que podían tener relación con lo que se denominaba subversión”.
Samuel Yussem
La cuarta persona que figura en la “lista negra” nacional es Samuel Yussem, quien se desempeñó como presidente en el Círculo de la Prensa de Tucumán y de Santiago del Estero. Fue conocido en su época –década del 30 en adelante– como un acérrimo defensor de la libertad de prensa y los derechos laborales.
Yussem aparece en las listas negras de 1979 y de 1980, algo bastante extraño, porque él muere tres años antes, en 1976. Sin embargo, dejó su huella junto a Octavio Palazzolo, Samuel, como miembros fundadores de la Federación Argentina de Periodistas.
En un texto publicado por el Boletín de la Biblioteca de la Universidad Torcuato Di Tella se señala que: “ellos hicieron camino hacia la defensa de la libertad de prensa y los derechos laborales, en el cruce del trabajo, el compromiso y la honestidad; términos que generalmente circulan por sendas alejadas confluyeron en estos hombres”. Términos alejados del ideal mediático de la Junta Militar que gobernó desde el 76’.
“Era de origen judío –acota Luis Garay–, y todos los que eran judíos y tenían librería fueron objeto de investigación, ya por el simple hecho de ser judíos era motivo de sospecha”.
A modo reflexivo, haciendo un balance, fue un encuentro valioso y reconfortante para el grupo de estudiantes de la carrera. Conversar, intercambiar experiencias, preguntar y aprender desde las vidas de tres protagonistas de la historia y cómo los atravesó el formar parte de la Lista Negra de prohibición y persecución.