Hacia un periodismo con perspectiva de genero

La incorporación de la perspectiva de género en el periodismo es un trabajo colectivo. Un recorrido por las transformaciones en la legislación reciente, y las acciones colectivas dan muestra de la apertura de un claro camino de transformación social. Pero los relevamientos de contenidos más recientes y cierta inercia en los ámbitos de formación dan cuenta de que hay una larga lucha por delante. 

 

Por Carolina Balderrama

 

Promover prácticas periodísticas no sexistas contribuye a mejorar los discursos mediáticos que crean representaciones estereotipadas de varones, mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis y trans. Para pensar el tema, nos preguntamos: ¿Cuál es el contexto de la práctica? ¿Cómo aparecen las mujeres en los medios? ¿Qué pasa con las identidades no binarias? ¿Quiénes son fuente en las noticias? ¿Qué estrategias utiliza el periodismo feminista? ¿Cuál es el impacto en la información y en el público? ¿Cómo se articula la agenda de derechos de las mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis y trans en los medios? ¿Cómo llevar estas discusiones a los lugares de formación académica?

 

Puesta en contexto

 

En la Conferencia de la Mujer de Beijing (1995) se propuso llevar adelante capacitaciones de género para los y las profesionales de los medios de difusión -incluidas personas propietarias y administradoras- con el objetivo de transformar las imágenes estereotipadas que aparecen de las mujeres en los medios.

A más de veinte años de esta iniciativa, podemos advertir que en Argentina la implementación de estas propuestas han sido discontinuas y dispares, sin embargo podemos destacar un camino iniciado en esta materia.

En la última década, se sancionaron leyes que marcan la base normativa para llevar adelante distintas acciones de transformación. En 2009 se sancionaron la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales (26485) que define ¨la violencia simbólica como un tipo de violencia y a la violencia mediática (1) como una de sus formas de manifestación¨, y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) (26522) en cuyo Art. 3 M establece: “Promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual” (2). En la misma ley se incorporan los Art. 70 y 71 que señalan ¨que serán sancionadas las personas que produzcan contenidos discriminatorios por razones de sexo y que infrinjan, entre otras, la ley 26.485 de violencia de género¨.

Otra de las iniciativas fue la creación en el año 2012 de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual en el marco de la LSCA y cuya misión es promover, difundir y defender el derecho a la comunicación democrática de las audiencias de los medios de comunicación audiovisual. También está en su espíritu promover el desarrollo de contenidos no sexistas tanto a través de la formación y capacitación con quienes producen contenido como con quienes gestionan y son propietarios de los medios de comunicación.

El 14 de noviembre de 2016 terminó su mandato la Defensora del Público, Cynthia Ottaviano, y la Comisión Bicameral del Congreso no designó a un reemplazante ni tampoco renovó el mandato de la defensora saliente.

En materia de comunicación la alianza Cambiemos implementó una serie de medidas que avanzaron en la radical modificación del escenario comunicacional en el país. Intervino la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522) mediante el decreto PEN 267/2015 y creó el ENACOM, Ente Nacional de Comunicación, todavía se espera la presentación de la tan anunciada ¨ley de convergencia¨.

Según datos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), en estos últimos dos años y medio se han perdido unos 3 mil puestos de trabajo en medios de comunicación, sumado al cierre de numerosas redacciones. Cabe destacar que esta situación afecta principalmente a las trabajadoras de prensa que representan un promedio del 35% de quienes se quedaron desempleadas.

 

Cómo surfear la ola

 

La actualidad marca por lado un escenario impensado y a la vez una bisagra de oportunidad transformadora, tanto los medios de comunicación, como los ámbitos de formación y la práctica periodística está puestos en tensión, ya no solo por la imagen que construyen acerca de las mujeres sino también sobre cómo representan o subrepresentan a las identidades no binarias (3).

La realidad interpela de manera directa a quienes somos comunicadores, comunicadoras, periodistas, docentes. Como nunca antes tenemos la responsabilidad de develar y transformar tanto a los actores de poder, de lobby, a las políticas de estado y construir nuevos modos de comunicar con responsabilidad y ética.

A parte de las iniciativas gubernamentales, legislativas, también las hay del orden sindical, académicas, militantes, que se desarrollan ¨con diferentes niveles de incidencia para intervenir en el cruce entre educación/comunicación/género, entendido como campo estratégico de disputa por la significación y de construcción de nuevas prácticas y sentidos¨  (4).

 

 

Desde hace trece años la RedPAR (5)  promueve coberturas periodísticas no sexistas. El trabajo en red ha tenido incidencia, entre otras cosas, en la erradicación de la denominación ¨crimen pasional¨ y su correspondiente reemplazo por ¨femicidio¨ cuando una mujer es asesinada por su condición de género. También podemos destacar la publicación de dos decálogos pioneros en el tratamiento de la violencia hacia las mujeres en los medios y otro sobre el tratamiento de la trata y la explotación sexual. Se realizaron numerosos foros sobre violencia mediática, talleres de formación que de alguna manera favorecieron la creación de seminarios y cátedras universitarias sobre comunicación y género.

En los medios de comunicación, las mujeres, lesbianas, travestis y trans, estamos sub representadas, o representadas asociadas con las tareas del cuidado, con roles de subordinación, de ignorancia y cuando somos protagonistas en general es por alguna circunstancia excepcional o por alguna vulneración de nuestros derechos que es leída y enmarcada desde la revictimización y ubicada en policiales o en las recientemente creadas secciones de ¨inseguridad¨.

Informes de ONU Mujeres revelan que, a nivel mundial, el 46% de las noticias refuerzan estereotipos de género y sólo el 6% destacan temáticas referidas a la igualdad de género. Sólo una de cada cuatro personas de las que se hablan en las noticias son mujeres. Las mujeres ocupan sólo el 27% de los lugares de decisión en los medios de comunicación.

El uso de redes sociales ha posibilitado un acceso más igualitario al debate público para las mujeres y sujetas de la diversidad, pero debe tenerse en cuenta que no toda la población es usuaria y que también allí se producen acosos, grooming, y diversas modalidades de la misoginia.

La presencia de periodistas con perspectiva de género en los medios de comunicación contribuye a desterrar estereotipos, a poner en evidencia las discriminaciones y a hacer lugar a problemáticas, perspectivas y experiencias que no suelen tener presencia en el espacio público.

 

Estrategias del periodismo feminista

 

En Argentina hay una experiencia única en el mundo. Los Encuentros Nacionales de Mujeres, que ser realizan en Argentina desde hace 33 años ininterrumpidamente, de manera autogestiva y que convoca a una marea de mujeres, lesbianas, travestis y trans, en un arco heterogéneo en su composición política, de clase, de formación, de pertenencias militantes. La irrupción del Ni Una Menos y de los paros Internacionales de Mujeres, articularon las genealogías, las tramas y en ellas a todas aquellas estrategias de visibilización de luchas por los derechos que fuimos aprendiendo en la práctica, porque los temas de la agenda feminista, el tema de la ley de cupo, de la ley de salud sexual y reproductiva, de la despenalización del aborto -entre otros- no fueron y no son representados en general en los medios de comunicación hegemónicos como una cuestión de derechos.

Las periodistas y comunicadoras feministas hemos sabido construir estrategias colectivas tanto de compartir información y agendas telefónicas, de contextualizar los hechos noticiables, de traicionar y desandar lo aprendido y generar discusiones que provoquen tensiones en las redacciones, buscando legitimidad y alianzas para que estos hechos noticiables encuentren lugar en la agenda mediática.

El Proyecto de Monitoreo Mundial de Medios de GMMP, coordinado en Argentina por Claudia Florentín y Marcela Gabioud de la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC), permite medir la participación en todos los ámbitos del proceso comunicacional en términos de género. Se realiza desde 1995 y el último informe abarcó 114 países, más de 20.000 notas y 26.010 periodistas.

En Argentina los datos del último relevamiento, realizado en 2015, indica que las mujeres son sujetos centrales de las noticias apenas en el 29% de los casos y que la tendencia se repite en medios digitales y redes sociales. Los porcentajes se desprenden del análisis de un día particular -el 25 de marzo de 2015- y en el país se relevaron 23 medios: 4 canales, 5 radios, 6 diarios nacionales, 4 sitios web de noticias y 4 cuentas de medios en Twitter.

Los datos visibilizan que en los diarios es donde mayor cantidad de mujeres hay y que la televisión y la radio tienen una fuerte presencia masculina. A su vez, se establece que las voces legitimadas en medios como expertas son mayoritariamente masculinas, mientras que las mujeres hablan como testigos o como opinión popular.

A modo de conclusión, el informe señala que “los hallazgos de Argentina en el GMMP 2015 ratifican que, a pesar de la intensa y constante lucha del movimiento de mujeres, permanecen en la sociedad los estereotipos de género, la violencia mediática y la escasa presencia de la mujer como sujeta de noticias”.

En lo que respecta a la radio en Argentina contamos con los datos del monitoreo realizado por las periodistas del programa feminista “Nos quemaron por brujas” durante el mes de junio de 2017. Sobre los 16 programas más escuchados de 15 radios AM y FM, el 69% de son conducidos por varones. Los equipos son mayoritariamente masculinos, no hay voces femeninas hablando de Deportes, Economía ni haciendo una columna de humor. En Política, la balanza se inclina fuerte: sólo en el 14% de los casos hay una columnista. La excepción la constituye el rubro de Espectáculos, donde las mujeres están al frente en el 43% de los casos. El 82% de las locutoras son mujeres.

La tarea de visibilización de mujeres, lesbianas, trans y travestis en las representaciones habilita la circulación de experiencias subjetivas que necesitan ser conocidas y comunicadas para formar parte del imaginario sobre la diversidad que se construye desde los discursos mediáticos.

En 2003, entre las Conclusiones Convenidas sobre los Temas Prioritarios, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas (CSW/ONU) instó a gobiernos, organismos, instituciones y a la sociedad civil a que incluyeran la perspectiva de género en todos los programas y proyectos relacionados con las tecnologías de la información y las comunicaciones para el desarrollo. Además, se recomendó la supervisión de la representación de género en la educación y capacitación en las esferas de los medios de difusión y las tecnologías de la información y las comunicaciones” (6).

De las 31 universidades públicas que existen en Argentina, 18 tienen carreras de comunicación o periodismo y en 9 de ellas hay alguna materia, seminario o cátedra que aborda la temática de la comunicación no sexista. Estas iniciativas no llevan mucho tiempo y todas han nacido por interés y militancia de las y los docentes.

Al mismo tiempo estos pasos importantes hacia una formación con perspectiva de género no tienen la fuerza de la institucionalidad que se esperaría. Están en permanente búsqueda de legitimidad, y de recursos para responder a la demanda que es cada vez mayor, dado que la agenda social esta en un momento de particular recepción.

 

Una experiencia concreta a modo de ejemplo

 

Desde el año 2017, en la Licenciatura en Periodismo de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), junto a Miguel Nicolini estamos a cargo de la cargo de la materia optativa “Géneros, comunicación y cultura”. Desde hace varios años veníamos planteando la necesidad de armar alguna materia que tuviera que ver con la perspectiva de género dentro de la carrera.

 

 

Al principio, la recepción de las autoridades era sólo de escucha. Entonces empezamos a construir otras alianzas: con colegas del Área de Diversidad de la universidad armamos charlas, seminarios, un Foro de Violencia Mediática en conjunto con la Red PAR, organizamos la participación en los Encuentros de Mujeres, y algunas docentes fueron agregando en sus materias decálogos para el tratamiento periodístico del lenguaje no sexista y de la violencia hacia las mujeres. Actividades sueltas que fueron cobrando la densidad, el piso, desde donde tejer la posibilidad concreta de una materia. Hasta que en 2015 el director de la carrera y el Decano de Periodismo plantearon la necesidad y la voluntad de armar una asignatura.

Para que “Géneros, comunicación y cultura” sea troncal de la Licenciatura debería discutirse todo el Plan de Estudio. Mientras tanto, la materia puede ser elegida por estudiantes de distintas carreras de la UNDAV y también de carreras de otras universidades que se encuentren inscriptas en el sistema de créditos.

 

Articular la práctica, potenciar las acciones

 

¿Qué te sucede cuando te enunciamos como periodista feminista y militante? Muchas cosas. Desde “militar” una nota, hasta discutir una imagen o título. Dar pequeñas batallas para que algunos de los temas entren en las agendas, y no como algo de color. Tratas de que no sea lo primero que se descarta, lo discutes todo, insistes para que salga la nota. Pero hoy en día ya sabemos que no somos pocas, que nos vamos encontrando, potenciando, y estamos transitando la articulación de contenidos, de estrategias, de producción y prácticas, así como también de organización sindical y de docencia.

El debate para el tratamiento del proyecto de legalización del aborto (IVE) dio lugar a más de dos meses de intercambio en el que se escucharon a 700 expositores y expositoras, a favor y en contra, este proceso fue una experiencia de articulación concreta y exitosa que logro la media sanción en la Cámara de Diputados y espera su próximo tratamiento en el Senado.

Unas 800 periodistas, comunicadoras y reporteras gráficas, hemos suscrito a una carta en un hecho inédito de pronunciamiento público y colectivo sobre nuestra postura y compromiso con los derechos de las mujeres. Hemos manifestado nuestro posición de traicionar la objetividad en el camino a deconstruir la matriz liberal de pensar el periodismo desde un lugar individual y separado del hecho social. Por eso desde entender a la comunicación como un derecho humano y a la profesión como una herramienta de transformación de la realidad sostenemos en la carta que en el caso de las coberturas sobre aborto, nuestro compromiso es reconocerlo como un derecho y comunicarlo con responsabilidad.

A modo de conclusión, tomo las palabras de Bell Hooks:

“LAS FEMINISTAS NO NACEN, se hacen. Una no se vuelve una defensora de la política feminista simplemente por tener el privilegio de haber nacido mujer. Como en todos los posicionamientos políticos, una se vuelve partidaria de la política feminista por elección y por acción. Cuando, por primera vez, las mujeres se organizaron en grupos para hablar juntas sobre la cuestión del sexismo y la dominación masculina, tenían claro que a las mujeres se las socializa al igual que los hombres para creer en el pensamiento y los valores sexistas. La única diferencia es que con los hombres se benefician del sexismo más que las mujeres y, como consecuencia, es menos probable que quieran renunciar al privilegio patriarcal. Antes de que las mujeres pudiéramos cambiar el patriarcado, teníamos que cambiarnos a nosotras mismas, teníamos que tomar conciencia. La toma de conciencia feminista revolucionaria enfatizaba la importancia de aprender sobre el patriarcado como sistema de dominación, sobre cómo llegó a institucionalizarse y sobre cómo se perpetúa y se mantiene. Entender la manera en que la dominación masculina y el sexismo se expresaban en la vida diaria concienció a las mujeres sobre cómo eran acosadas, cómo trabajaban para otros y, en el peor de los casos, cómo no tenían ningún control sobre sus vidas.” (7)

De la misma manera que no se nace feminista, la incorporación de la perspectiva de género en la práctica periodística tampoco es natural ni espontánea, responde a un proceso en el que tanto la práctica en si como el espacio de formación es fundamental. La reflexión y decontrucción es personal y es política,  y se da en las redacciones, en las calles, en los sindicatos, en las aulas, en las charlas, en las guardias periodísticas, la invitación es para todos, todas, todes, y parafraseando a bell books, el periodismo feminista es para todo el mundo.

 

 

La autora es periodista de Telam y docente de la UNDAV. Santiagueña y militante feminista. Escribió este artículo como autora invitada para Revista Segundo.

 

 

Notas

 

(1) Es aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.

(2) Fue incluido por incidencia de la Red PAR durante los foros que se hicieron en todo el país previo a la sanción de la ley.

(3) Con identidad no binaria estoy haciendo referencia a todas aquellas que no se corresponden al sistema binario varón/mujer en tanto representaciones hegemónicas sobre cómo ser y habitar el mundo.

(4) EL libro compilado por Sandra Chaher puede consultarse aquí  https://www.dropbox.com/s/vbnffsirxgjid64/Argentina-CSW2018-%20comunicaci%C3%B3n%3Ag%C3%A9nero%20FINAL2.pdf?dl=0

(5) Red de Periodistas de Argentina por una comunicación no sexista. La Red nació en 2006 durante el I Encuentro Nacional de Periodistas con Visión de Género, convocado por Artemisa Comunicación (CABA). Red federal de más de 120 periodistas en todo el territorio argentino.

(6) Idem nota 4.

(7) Hooks, Bell (2017) “El feminismo es para todo el mundo”. Madrid: Ed. Traficantes de sueños. Madrid.